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El neuromarketing en el supermercado

¿Alguna vez te has parado a pensar cómo se organizan los pasillos y estanterías en un supermercado? Si piensas que todo está estudiado, sin duda acertarás. Y gran parte de esa organización se basa en técnicas de neuromarketing.

Los supermercados han ido ampliado su catálogo de técnicas de neuromarketing a lo largo de la historia, ya que han visto cómo la organización y la estrategia centradas en el cerebro del consumidor suponían un crecimiento exponencial en su volumen de ventas.

Estrategias de neuromarketing en el supermercado

El olor de los productos recién hechos

Ya es un clásico acceder al supermercado y pasear por algunos pasillos con olores realmente agradables: pan recién hecho, bollería, etc. Mercadona lo hizo, sabía que sus clientes echaban en falta pan recién hecho y desde hace años tiene su propia sección de panadería y bollería que elabora productos recién hechos.
Otra de las típicas secciones con olores característicos es la sección de perfumería, aunque esta última no siempre desprende unos olores demasiado agradables debido a la unión de las diferentes fragancias.

Los productos básicos, mejor al final

¿Te has percatado de que hay ciertos productos que cuesta encontrar? Lejía, aceite, detergente, etc. forman parte de esa gama de productos que consideramos básicos y muchas veces ocupan pasillos inhóspitos con poca actividad. Son productos que los clientes van a comprar si o sí, por lo que no merece la pena que ocupen una primera línea de promoción.

El truco de los precios no redondos

Sin duda esta es la estrategia más utilizada por los comerciantes. Colocar un artículo con un precio relativamente menor para que parezca más barato. El cerebro evalúa el precio basándose en el número sin fraccionar, además debemos añadir que la complejidad de cálculo en la suma de los productos sin redondear provoca un mayor consumo.

Productos de recompensa

Otra de las curiosidades que plantean los supermercados es la existencia de los productos de recompensa en la zona de las cajas. Chicles, caramelos, golosinas, etc. son artículos de consumo rápido y recompensa para después de proceso de compra. Además, son artículos muy apetecibles para los más pequeños, que sin duda detestan la espera de las colas más que ninguno y prueban a convencer a sus progenitores para la adquisición de alguno de estos productos. Todo cuenta.

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