La gestión emocional, una llave para reforzar la salud mental en tiempos de pandemia

Son tiempos difíciles para disfrutar no solo del bienestar, sino también de una buena salud en general. La pandemia está poniendo a prueba nuestros límites y, sobre todo, nos está empujando muchísimo a saber cómo gestionar las emociones. Flaquear en ese aspecto puede poner en peligro la salud mental de cualquiera, máxime en un escenario tan complicado como el que estamos viviendo.

Diversos estudios de profesionales de la salud mental dejaban claro a finales de 2020 que los episodios de ansiedad, la depresión e incluso el estrés postraumático se acrecentaron notablemente durante el pasado año. En un marco pandémico como el que vivimos, con el miedo y las restricciones imperando, nuestra mente necesita estar más reforzada que nunca, y un buen punto de partida es aprender en materia de gestión emocional.

¿Para qué nos sirve aprender a gestionar nuestras emociones?

La gestión de emociones, también catalogada como inteligencia emocional, es algo que puede ayudarnos en muchos frentes de nuestro día a día. De hecho su utilidad parte de una serie de ventajas que van mucho más allá del contexto en el que vivimos. Sabiendo aplicar sus conceptos, sabiendo cómo proceder en todo momento y siguiendo las pautas que dictan los expertos en la materia, podemos encontrarnos mucho mejor, pero también mejorar nuestro rendimiento en cualquier actividad del día a día.

La inteligencia emocional es algo que fomenta nuestra capacidad de consciencia y, también, la facilidad para regular mejor nuestras emociones. Más concretamente, nos facilita la identificación de los sentimientos que tenemos y, al mismo tiempo, nos da las herramientas necesarias para saber cómo gestionar de manera sana esas sensaciones. Gracias a eso, tenemos más libertad para decidir y actuar con eficacia.

Esa base es precisamente de lo que parten las principales ventajas que surgen a raíz de saber controlar y gestionar nuestras emociones. No es un proceso sencillo, ya que estamos acostumbrados a dejarnos llevar por ellas. Sin embargo, hacerlo de la mano de profesionales hasta el punto de dominarlo puede llegar a cambiar nuestra vida por completo.

Para entender mejor qué es todo esto de la inteligencia emocional y la gestión de emociones, te recomendamos echar un vistazo a este vídeo en youtube con sus 5 claves principales. Es un buen material complementario para terminar de sumergirte en la materia. Ahora, vamos a ver cuáles son las ventajas y beneficios que se obtienen de aprender a hacer esto. Aunque, como ya hemos adelantado, puede hacer que enfoques tu día a día de una forma completamente diferente y más positiva tanto para ti como para quienes te rodean.

Beneficios de la gestión e inteligencia emocional

Saber identificar nuestras emociones y controlarlas hasta cierto punto facilita nuestra capacidad de concentración en cualquier tarea, cosa que también conlleva a un mayor rendimiento tanto profesional como académico. Por otra parte, ayuda a potenciar la sensación de calma en todo momento. Esto último, ciertamente, es idóneo precisamente en el marco que estamos viviendo, con tanta incertidumbre a nuestro alrededor. Junto a esto, es algo que ayuda muchísimo a combatir tanto la ansiedad como el estrés.

Factores que refuerzan sus bondades en situaciones difíciles como la que nos acompaña desde marzo de 2020, aunque no son los únicos a tener en cuenta. La inteligencia emocional nos ayuda a conocernos mejor y a controlar algunos de nuestros impulsos, a la vez que potencia nuestra capacidad para resolver conflictos, nuestras habilidades de comunicación y nuestra capacidad para gestionar cualquier preocupación que nos ronde la cabeza.

Son un cúmulo de aspectos positivos que se pueden aplicar en el día a día de cualquier persona. Sea un estudiante, un trabajador o un perfil de cualquier tipo, las emociones siempre están presentes, y moldearlas en lugar de dejarse engullir por ellas es algo realmente necesario. De hecho, permite incluso que podamos mejorar nuestra forma y salud física si nos entrenamos, al igual que previene a la hora de tener cualquier comportamiento que pudiera ser arriesgado para nuestro bienestar.

Aumentos de motivación, mayor grado de responsabilidad y más rendimiento en general. Desde luego, no son pocos los beneficios que se consiguen a través de la inteligencia emocional. Aunque hay que borrarse de la cabeza la idea de convertirse en una especie de autómata de las emociones, porque esto dista mucho de ello. Simplemente, se centra en aprender a entenderlas y actuar consecuentemente, no a eliminarlas como si no existieran. Son algo inherente al ser humano.

¿Cómo puedo empezar a gestionar mis emociones?

Partiendo de la idea fundamental de que para dominar este terreno hay que contactar con profesionales en todo momento, es posible establecer ciertas pautas que te ayuden en la transición hasta conseguirlo. Cabe destacar también que cada persona es única y, por consiguiente, no siempre funcionan los mismos métodos en todo el mundo. Se debe experimentar hasta ir dando con aquello que mejores resultados da a medio plazo, nunca a corto. El proceso no es breve.

Hay que evitar errores tales como relajarse y respirar hondo cuando hay momentos complicados, dejar a un lado los pensamientos que puedan preocuparte habitualmente o incluso buscar alguna actividad que te permite descargar y liberar tensiones para quitarte ese lastre que te pueda dejar el estrés. Son prácticas erróneas que se suelen vincular a la gestión de las emociones, y lo único que consiguen es que la frustración se acumule, cosa que a la larga pasa factura.

Lo que sí ayuda es centrar tu atención en asuntos concretos o, por ejemplo, recordar éxitos conseguidos o virtudes que se tengan. También aporta mucho aprender a meditar con frecuencia o mover las preocupaciones a otro momento. De hecho, si centras tu mente en el futuro inmediato a menudo, verás cómo muchos problemas dejan de serlo tanto.

Como decimos, no forman parte de un método infalible, pero sí que pueden ser de utilidad para ir entrenando la inteligencia emocional. No es fácil, dado que las personas no acostumbran a ello, pero con esfuerzo y perseverancia poco a poco se puede conseguir. A cambio, podrás vivir con mucha más tranquilidad.

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