El Alzheimer es un tipo de demencia muy común entre las personas mayores. Se trata de un trastorno degenerativo cerebral que afecta en grado mayor a los pacientes que, en un momento dado, desarrollarán con dificultad sus actividades diarias.
El deterioro se presenta por fases. En primer lugar afecta las áreas del cerebro que manejan el pensamiento y la memoria. Quienes presentan este padecimiento muestran dificultades para recordar hechos recientes o los nombres de personas que conocen.
Esta enfermedad suele desarrollarse después de los 60 años, a mayor envejecimiento mayor riesgo de padecerla. Hasta ahora no hay un tratamiento que pueda detener la enfermedad. No obstante, hay medicamentos que ayudan a impedir por un tiempo determinado que los síntomas empeoren.
El buen trato de los pacientes con este padecimiento es la base para ofrecerles una buena calidad de vida.
Uno de los centros especializados en la atención de pacientes con esta patología es el Centro Residencial Almudena Málaga que funciona como centro Alzheimer y residencia de ancianos.
Desde su inauguración en 1992, el centro se ha convertido en referencia nacional en el tratamiento de pacientes con esta enfermedad.
Los cuidados que se ofrecen se centran en talleres de estimulación cognitiva, de psicomotricidad, de memoria, manualidades, cuenta cuentos y musicoterapia entre otros.
Estas actividades buscan que los pacientes puedan desarrollar ejercicios o actividades que fomenten la actividad neuronal. Es primordial mantener las capacidades a nivel cognitivo lo que favorecerá la interacción a través del trabajo en grupo.
En cuanto al taller de motricidad está dirigido por profesionales calificados para evitar el sedentarismo, potenciar las funciones e integrar al paciente en la dinámica de convivencia del lugar.
Entre las atenciones que ofrece destacan rehabilitación, peluquería, seguridad, terapia ocupacional, actividades socioculturales, cocina propia con dietas personalizadas y sala de enfermería.
Diagnóstico
Si se tiene sospecha de padecer Alzheimer, la primera acción es buscar ayuda médica. El diagnóstico se efectúa con evaluaciones de conducta. Con el avance de la enfermedad hay nuevos síntomas como confusión, irritabilidad, agresión, dificultad con el lenguaje y pérdida de la memoria a corto plazo.
En el aspecto científico, esta enfermedad se caracteriza por la pérdida de neuronas lo que dificulta la sinapsis cerebral.
La gran mayoría de los pacientes que sufren Alzheimer han tenido un familiar con este padecimiento. Según estimaciones de las asociaciones de salud, se tiene previsto que para el año 2050, el número de pacientes con este padecimiento podría alcanzar los 16 millones solo en los Estados Unidos.
Afecta entre un 5%-15% de la población global mayor de 65 años. Aunque su manifestación es muy rara también puede afectar a personas más jóvenes. Como factores de riesgo se encuentran: la edad, antecedentes familiares y riesgo vascular.
En un reporte publicado por el diario El Clarín de Argentina se informó que cada tres segundos una persona en el mundo era diagnosticada con demencia, muchas de ellas son Alzheimer.
A juicio del doctor Julián Bustin, del Instituto de Neurología Cognitiva, y citado por el referido periódico, otros factores de riesgo son: sedentarismo, hipertensión, tabaquismo, obesidad, diabetes, depresión y baja o poca educación formal.
Cuidado del paciente
La enfermedad consta de tres etapas: leve, moderada y severa. Durante la primera fase las personas pierden la capacidad de hacer planes y de organizar. Un ejemplo sería tener problemas para elaborar una lista de artículos a comprar en el supermercado.
En la etapa moderada las personas puede que necesiten ayuda para vestirse. Comienzan a tener problema de incontinencia, ya no pueden controlar la vejiga. Puede ocurrir que ya pierdan el buen juicio y comiencen a deambular.
En la etapa más severa los pacientes necesitan ayuda para todas las actividades cotidianas. Ya no pueden sentarse de forma recta o caminar. Es muy probable que en este punto los pacientes ya no puedan reconocer a sus familiares.
Al igual que otras enfermedades degenerativas o crónicas, como el cáncer o la diabetes, el Alzheimer va minando las funciones del cuerpo paulatinamente, lo que derivará en que el paciente deba recibir ayuda para todas las funciones. En estos casos lo más importante es que los familiares traten de brindar atentos cuidados así como ofrecer apoyo incondicional a la persona que la padece.