Psicología infantil – El caso de Juana

A sus 12 años Juana lleva varios cursos teniendo un mal año. De pequeña en Primaria salvaba bien las materias e incluso en algunas sacaba notable. Pero de un tiempo a esta parte no levanta cabeza y cada vez son más evidentes sus signos de desmotivación. En su último boletín de notas ha traído siete suspensos y tanto sus padres como su hermano, mayor que ella y un estudiante ejemplar, no saben qué hacer para motivarla, sacarla del atolladero y que pueda salvar el curso. Con el objetivo de ocultar su bajo rendimiento, de modo que los días vayan pasando y posponer así el mal trago, dice a sus padres que le va mejor que el trimestre anterior, que aún no le han dado las notas de los exámenes y que apenas le ponen deberes. Y así va tirando entre tutorías y entrega de boletines, sin que la Guerra civil se reactive en casa más de lo debido.

Como Juana, miles de alumnos de la ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria) y Bachillerato ponen a nuestro país a la cabeza de la Unión Europea en abandono escolar prematuro con una tasa del 24%. Estos datos corresponden a estudiantes de entre 18 y 24 años, es decir, aquellos que descartan su incorporación a la Universidad a corto o medio plazo. El porcentaje supera con mucho la media comunitaria y está todavía muy lejos del objetivo para España de reducir el abandono escolar al 15% de aquí a 2020. En todo caso, España ha logrado reducir la tasa de abandono prematuro desde el 30,3% que registraba en 2006 al 23,6% en 2013 y al 21,9% en 2014. La proporción de fracaso escolar es muy superior entre los hombres (25,6%) que entre las mujeres (18,1%)

En lo que concierne solo al rendimiento de los alumnos de la ESO las cifras tampoco son muy halagüeñas. A los españoles nos tiemblan las piernas cada vez que la OCDE publica un nuevo informe PISA, ya que sospechamos que no vamos a salir muy bien parados especialmente en matemáticas, lectura y ciencia. Según el estudio, nos encontramos tan sólo un poco por debajo de la media e inmediatamente por encima de Rusia, Luxemburgo, Italia, Portugal, Estados Unidos, Lituania y Suecia. Indonesia es el país, seguido por Perú y Colombia, donde un mayor porcentaje de estudiantes son clasificados como de bajo rendimiento. Al otro lado del espectro, Shanghai, seguido por Singapur, Hong Kong y Corea –el clásico Finlandia se encuentra en una digna octava posición– pueden presumir de un menor porcentaje de lo que algunos calificarían “malos estudiantes”.

Como estudiantes de bajo rendimiento se entienden aquellos que no alcanzan el nivel 2 en las pruebas de matemáticas, lectura y ciencia, el considerado como el nivel básico de conocimiento que se requiere para participar plenamente en una sociedad moderna. Por lo general, pueden responder preguntas sencillas, pero no pueden afrontar la resolución de problemas que requieran razonamientos complejos.

Según los expertos, cada vez más estudiantes están atrapados en un círculo vicioso de pobre rendimiento y desmotivación que sólo conduce a resultados aún peores y la desvinculación de la escuela. Como viene siendo tendencia en todos los informes PISA, en España más de 95.000 estudiantes de 15 años tuvieron un rendimiento bajo en matemáticas, de los cuales, 42.000 se vieron con problemas en las tres asignaturas antes referidas. Más alarmante es el hecho de que retrocedemos en aquello que en teoría deberíamos haber mejorado. Otro dato revelador es que en nuestro país los estudiantes con más papeletas de suspender en matemáticas son las chicas, los estudiantes socioeconómicamente desfavorecidos, los inmigrantes, los que han repetido curso y aquellos que están matriculados en un PCPI (los Programas de Cualificación Profesional Inicial que recoge a los estudiantes que no han sido capaces de aprobar la ESO) Un aspecto más a tener en consideración, recogido en el informe PISA, es que los estudiantes repetidores tienen una probabilidad 8,4 mayor de tener un bajo rendimiento que los que nunca lo han hecho.

Más para asustarse. Un 43% de los estudiantes de bajo rendimiento en matemáticas perdieron un día entero de colegio al menos en una ocasión, un dato que el informe señala como uno de los porcentajes más altos de entre todos los países y economías y que señala al absentismo escolar como un factor que no deberíamos perder de vista. El informe no sólo señala los problemas que sufre la educación española, también sugiere una serie de soluciones. Para empezar, una lección y es que todos los países pueden mejorar el rendimiento de sus estudiantes siempre y cuando exista la voluntad de poner en práctica las políticas educativas adecuadas.

Los analistas proponen una hoja de ruta para reflotar este Titánic educativo. Empezando por derribar las barreras para el aprendizaje, crear en las escuelas un entorno de exigencia que ofrezca apoyo a los estudiantes, refuerzo escolar tan pronto como sea posible, animar a los padres y comunidades locales a involucrarse en la vida escolar e inspirar a los estudiantes para obtener el mayor rendimiento posible a las oportunidades educativas.

El primer paso es reconocer el problema y segundo enfrentarlo. Se trata de identificar a los estudiantes de bajo rendimiento y diseñar para ellos una estrategia adecuada a su perfil con un refuerzo individualizado. En este sentido, Hernández Psicólogos Málaga cuenta con gran experiencia en la detección de las causas y el tratamiento del fracaso escolar en adolescentes. Son psicólogos en Málaga capital especializados en trastornos infantiles que cuentan con un área especializada en el tratamiento de aquellos problemas psicológicos de inicio en la infancia y desarrollo que afectan gravemente al desarrollo biopsicosocial de los menores.

Una detección temprana de estos problemas desde el Centro de psicología infantil conlleva a una mejor evolución y un menor tiempo de intervención terapéutica. Ante los trastornos infantiles, lo mejor es ponerse en manos de un psicólogo infantil Málaga que evalúe, comprenda y ayude a resolver los problemas del niño, ya sean de índole escolar, de relación social o personales. El resultado final constituye un análisis con el que la familia conoce los puntos fuertes y débiles de su hijo, permitiendo tomar decisiones sobre las medidas a adoptar. Se trata, al fin, de que los niños como Juana puedan superar sus conflictos y desarrollar sus capacidades, que esas siete asignaturas suspensas empiecen a ser menos desde el primer minuto con una nueva motivación.

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